EL MILAGRO DEL SEGURO
DE VIDA
¿
No sabe usted que el agente de seguros de vida es el mago
moderno, vendedor del milagro del papel y la tinta? Y , sin
embargo, por presentarnos su maravilloso producto en forma
de esas dos cosas, nos acordamos tan solo de ellas y
olvidamos el milagro. Usted dirá que lo que él nos entrega
es un pedazo de papel. Sí, un pedazo de papel, pero…
Un pedazo de papel
que garantiza que si la muerte llega
inesperadamente a poner a punto final a mi capacidad
productiva, mi esposa podrá seguir viviendo con decencia y
disfrutando de algunas comodidades; que no se verá de
repente sumida en la miseria como recompensa por haberme
sacrificado sus mejores años, y además…
Un pedazo de papel
que garantiza que a la expiración de mis
años de productividad, tendré derecho a seguir viviendo, sin
trabajar… que garantiza que mi esposa y yo podremos
contemplar el ocaso de nuestras vidas con serenidad y
esperar días felices en el conocimiento de que cuando yo ya
no pueda, o no quiera seguir trabajando, disfrutaremos de
una renta que continuará durante todo el lapso de nuestra
existencia, y también…
Un pedazo de papel
que me hace partícipe de las riquezas
del mundo - una inversión respaldada por los bonos más
escogidos y las mejores acciones e hipotecas - que puedo
adquirir comprándola a plazos y que constituye el plan de
garantía económica más infalible e ideado por el hombre y,
como si esto fuera poco…
Una cuenta de ahorros,
no sólo de absoluta seguridad, sino
también creadora en sus efectos. Creadora porque incorpora
en un solo documento mis planes de ahorro, mis garantías
para la independencia económica de mi esposa y mis propias
esperanzas de éxito en el futuro, y porque aleja esos ahorros
de la esfera de las cotidianas tentaciones, aunque
manteniéndolos siempre en estado de inmediata
disponibilidad en caso de emergencia. Creadora porque me
proporciona la incomparable ventaja psicológica de trabajar
hacia la obtención de un objetivo y me fija, en vez de la
ardua y descorazonadora tarea de ahorrar cien o doscientos
dólares al mes o más, el fácil cometido de crear un capital
inmediato de cincuenta mil dólares o cien mil por medio de
depósitos de cien o doscientos dólares mensuales, y creadora
también porque, al inculcarme el hábito del ahorro, me
estimula a rendir mayores esfuerzos, a lograr mayores éxitos
y a incrementar mis entradas, y no es eso todo lo que me
ofrece ese agente de seguros…
Él me vende también un
pedazo del papel
que representa el
documento más extraordinario que puedan sustentar las
leyes de cualquier país civilizado. Un contrato unilateral en
que todas las obligaciones son contraídas por una de las
partes. En este contrato una gran institución financiera se
compromete irrevocablemente a cumplir ciertos futuros